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Nicolas Berggruen, el dueño de la información |
De todos es sabido que Prisa recibió en 2010 una importante
inyección de una misteriosa compañía americana, Liberty AHC, pero ¿quién está
detrás?
Por C.JORDÁ
En marzo de 2010 Prisa, la compañía propietaria de la Cadena
SER y El País (entre otras muchas empresas),anunciaba su acuerdo con
un fondo de inversión americano que se iba a hacer con un paquete mayoritario
del grupo.
Se trataba de Liberty Acquisitions Holdind Corp, un vehículo
para la operación tras el cual se encontraban una serie de inversores
norteamericanos y, sobre todo, Berggruen Holdings, la empresa creada por Nicolas
Berggruen, que también era Consejero Delegado de Liberty.
Tras una compleja operación que pasó porque fuese Prisa la
que adquiriese Liberty, el resultado es que Berggruen Holdings y los demás
accionistas de Liberty en ese momento se hicieron con un porcentaje entre el 45
y el 50% del capital de la nueva Prisa, porcentaje que se elevaría incluso
hasta un 57,7% al final de un largo proceso que incluye la conversión de
acciones sin derecho a voto (Clase B) en acciones normales con todos los
derechos sociales (Clase A), tal y como el propio Berggruen anunciaba en
una carta a sus socios previa a la aprobación del acuerdo.
El resultado es que ahora Berggruen y su socio en Liberty,Martin
Franklin, son los miembros del Comité de Dirección que controlan un mayor
porcentaje de acciones, cerca de un 4% cada uno (el siguiente es Juan Luis
Cebrián con un 0,28%), además de tener también el mayor porcentaje sobre las
stock options de la compañía, más de un 7,5% por cabeza.
¿Quién es Nicolas Berggruen?
Ciudadano americano, aunque nacido en París, Berggruen es un
rico muy poco al uso: pese a ocupar un nada desdeñable
puesto 540 en la lista
de multimillonarios de Forbes, con una fortuna estimada en 2.300 millones
de dólares, es conocido como "el millonario sin hogar" ya que hace
una década decidió vender todas sus posesiones inmobiliarias y vivir en
hoteles.
Así, tiene escasas propiedades tal y como las entendemos la
mayoría de los mortales: "Tengo muy pocas posesiones: unos cuantos
papeles, un par de libros, y algunas camisas, chaquetas, suéteres. Ocupa muy
poco en espacio en una bolsa de papel, así que es muy fácil", decía él
mismo en una entrevista en Financial Times a primeros de año.
Hay algunas cosas más, por supuesto, un jet privado que le
lleva continuamente por el mundo; importantes colecciones de arte que inició su
padre, Heinz Berggruen, pero que hoy en día están prestadas a grandes museos
con contratos a largo plazo; y por supuesto su compañía, Berggruen Holdings y
también el llamado Berggruen Institute "dedicado a explorar nuevas ideas
de la buena gobernanza" y que se define como "un think tank
independiente y no partidista".
Entrevista, por cierto, en la que sólo se menciona su papel
en la compañía de pasada, cosa que sí se hacía en otra publicada en junio
de 2010, cuando era el máximo responsable de Liberty y ésta iba a invertir en
el grupo español.
¿Cambio en la línea editorial?
La inversión se anunció como meramente financiera y se llego
a decir que los nuevos propietarios no intervendrían en el día a día, de hecho
el Consejo de Administración sigue dirigido por miembros de la familia
Polanco y por Juan Luis Cebrián, pero la entrada de Berggruen en la
compañía ha provocado ya algunos cambios en la línea editorial del periódico,
al menos en los temas más sensibles para el nuevo hombre fuerte.
Así, los lectores más atentos de El País se habrán
percatado en los últimos meses de que las informaciones y los editoriales del
periódico de Prisa sobre Israel no tienen la radicalidad de antaño, y además
hace tiempo que no es posible leer los libelos en forma de artículo o las
viñetas furiosamente antisemitas bastante habituales no hace tanto.
"La evolución desde la entrada de Liberty ha sido
evidente", nos dice un experto en temas israelíes español,
"probablemente empezó antes, pero se acelera significativamente desde que
se anuncia la entrada de los americanos", señala.
El hecho de que Berggruen provenga de una familia de judíos
alemanes que tuvieron que dejar su país en tiempos del nazismo puede tener algo
que ver, según fuentes bien informadas han desvelado aLibertad Digital, pero en
cualquier caso y más allá de la situación personal del propietario, lo
relevante es que ninguna gran empresa americana va a asumir el riesgo de que se
pueda tachar de antisemita a uno de los periódicos de su propiedad.
A esta nueva percepción han colaborado, justo es decirlo,
los hechos que sucedieron antes de anunciarse el acuerdo con Liberty, aunque en
uno de ellos no puede descartarse por completo que haya habido una cierta
vinculación.
El primero de ellos es la llegada a Jerusalén de Enric
González como corresponsal, que aporta a juicio de nuestro experto,
"una labor más racional, más mesurada y mucho más profesional" que el
anterior.
El segundo, el despido del viñetista Romeu, se produjo un
mes antes del anuncio del acuerdo con Liberty, pero después de que sus viñetas
llegasen incluso a ser objeto de crítica por senadores de Estados Unidos y
origen de una protesta formal ante el Gobierno español, no resulta descabellado
pensar que no era un empleado que los accionistas de una empresa norteamericana
quisiesen en su nómina.
Otros Estados Unidos
Berggruen responde bastante bien al estereotipo de un
millonario demócrata de los Estados Unidos, de hecho está registrado como
votante demócrata en Florida, aunque no reside allí: el lugar donde más tiempo
pasa es California.
Pero aunque la propaganda oficial nos quiera hacer creer lo
contrario, un demócrata americano está en realidad más cerca de lo que en
Europa consideraríamos una derecha moderada que de la izquierda en la que El
País viene ubicándose, así que el periódico viene moderándose en algunos
otros aspectos.
Así, también es perceptible un sutil cambio en la posición
del periódico respecto de Cuba, más o menos coincidente en el tiempo con la
expulsión de su corresponsal en La Habana, aunque no sería fácil decir qué es
consecuencia de qué.
O respecto de los propios Estados Unidos y los
estadounidenses, tratados por ejemplo con una hasta ahora poco habitual
normalidad en un reportaje de El País Semanal de hace unas
semanas.
"Está habiendo cambios, poco a poco pero de forma
constante", nos dice una persona que conoce bien la redacción de El
País, "y todo el mundo sabe que desde que han llegado los americanos ya
nada es lo mismo y, sobre todo, que esto es sólo el principio",
recalca.