por Thierry Meyssan
La crisis siria está cambiando de naturaleza. El proceso de
desestabilización que debía abrir el camino a una intervención militar legal de
la alianza atlántica ha fracasado. Así que Estados Unidos se quita la máscara
ya habla públicamente de la posibilidad de atacar Siria sin el aval del Consejo
de Seguridad de la ONU, como ya se hizo anteriormente en Kosovo. Al hacerlo,
Washington finge sin embargo no haberse dado cuenta de que la Rusia de Vladimir
Putin no es la Rusia de Boris Yeltsin. Después de asegurarse de que puede
contar con el respaldo de China, Moscú acaba de hacer dos disparos de
advertencia dirigidos a Washington. Las continuas violaciones del derecho
internacional por parte de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG)
pueden desembocar ahora en un conflicto mundial.
El presidente Vladimir Putin emprende su tercer mandato bajo
el signo de la reafirmación de la soberanía de su país ante las amenazas
contra Rusia provenientes de Estados Unidos y de la OTAN. Moscú ha denunciado
reiteradamente el proceso de ampliación de la OTAN, la instalación de bases
militares a las puertas de sus fronteras así como el despliegue del escudo
antimisiles, la destrucción de la Libia y los actos de desestabilización contra
Siria.
Inmediatamente después de su investidura, Putin pasó revista
a la industria militar rusa, a sus fuerzas armadas y a todo su dispositivo de
alianzas. Como paso ulterior, decidió situar en Siria la línea roja que
el adversario no debe atravesar. A los ojos de Putin, la invasión de Libia por
parte de la OTAN es similar a la invasión de Checoslovaquia por el III Reich, y
la invasión de Siria –si llegara a producirse– sería comparable a la invasión
de la Polonia, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial.
Toda interpretación de lo que actualmente sucede en el
Levante como una revolución/represión estrictamente siria no sólo es falsa sino
también ridícula a la vista de lo que realmente está en juego, y no sería
otra cosa que mera propaganda política. La crisis siria es, ante todo, una
etapa del «rediseño del Medio Oriente ampliado», un nuevo intento de destruir
el «eje de Resistencia» y constituye además la primera guerra de «la
geopolítica del gas» [2]. Lo que actualmente está en juego en Siria no es
saber Bachar al-Assad logrará democratizar las instituciones que heredó o si
las monarquías wahabitas podrán destruir el último sistema laico de gobierno de
la región e imponer su propio sectarismo, sino qué fronteras separan a los
nuevos bloques que son la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y
la OCS (Organización de Cooperación de Shangai) [3].
Algunos de nuestros lectores deben haber experimentado un
verdadero sobresalto al leer la frase anterior. En efecto, hace meses que
los medios de prensa occidentales y los de los países del Golfo vienen
remachándoles día tras día que el presidente al-Assad es el representante de
una dictadura sectaria favorable a la minoría alauita mientras que la oposición
armada representa la democracia pluralista. Basta una simple mirada a los
hechos para darse cuenta de la falsedad de esa imagen. Bachar al-Assad ha
convocado sucesivamente elecciones municipales, un referendo constitucional y
elecciones legislativas multipartidistas.
Todos los observadores coinciden en que las mencionadas
consultas se desarrollaron con toda legitimidad. La participación popular se
elevó a más del 60%, lo cual no impidió que los occidentales las calificaran de
«farsas» y que la oposición armada respaldada por las potencias occidentales y
los países del Golfo hiciera imposible la participación de los electores en los
4 distritos bajo su control. Al mismo tiempo, la oposición armado ha
multiplicado las acciones, no sólo contra las fuerzas de seguridad sino también
contra la población civil y en contra de todos los símbolos de la cultura y del
multiconfesionalismo.
La oposición armada está asesinando también a los sunnitas
progresistas y está matando al azar alauitas y cristianos para
obligarlos a huir con sus familias, ha quemado más de 1,500 escuelas e
iglesias, proclamó en Baba Amro un efímero emirato islámico independiente donde
instituyó un tribunal supuestamente revolucionario que condenó a muerte a más
de 150 infieles, que fueron degollados públicamente uno a uno por les verdugos
de la propia oposición armada. Y no será ciertamente el lamentable espectáculo
que ofrecen unos cuantos políticos venales, reunidos en el seno de un Consejo
Nacional Sirio creado en el exilio que agita un proyecto democrático de fachada
que en nada se parece a la realidad impuesta en el terreno por los crímenes del
llamado Ejército «Sirio» Libre, lo que logre evitar por mucho más tiempo que la
verdad salga a la luz.
¿Quién puede creer, en todo caso, que el régimen laico de
Siria, celebrado hasta hace poco como ejemplar, se ha convertido de pronto en
una dictadura confesional mientras que el Ejército «Sirio» Libre, respaldado
precisamente por las dictaduras wahabitas del Golfo y respetuoso
discípulo de los predicadores takfiristas, es un modelo del pluralismo
democrático?
La mención, por parte de los dirigentes estadounidenses, de
una posible intervención internacional en Siria sin mandato de la ONU,
siguiendo el modelo de la que provocó el desmembramiento de Yugoslavia, ha
suscitado inquietud y cólera en Moscú. La Federación Rusa, que hasta ahora se
había mantenido en posición defensiva, ha decidido a tomar la iniciativa. Este
cambio de estrategia se debe al carácter urgente que reviste la situación,
desde el punto de vista ruso, y a la evolución favorable sobre el terreno en la
propia Siria [4].
Moscú acaba de proponer la creación de un Grupo de Contacto
sobre Siria que reuniría en su seno a todos los Estados implicados, o sea tanto
a los Estados vecinos como a las potencias regionales e internacionales. Se
trata de crear un foro de diálogo en lugar del actual dispositivo belicoso
instaurado por los occidentales bajo la orwelliana denominación de «Conferencia
de Amigos de Siria».
Rusia sigue respaldando el plan Annan –que no es en realidad
otra cosa que una versión apenas modificada del plan que Serguei Lavrov había
presentado a la Liga Árabe. Rusia deplora la no aplicación de ese plan, pero
atribuye la responsabilidad de su no aplicación a la facción de la oposición
que ha tomado las armas. Según A. K. Lukashevich, uno de los voceros del
ministerio ruso de Relaciones Exteriores, a la luz del derecho internacional el
Ejército «Sirio» Libre es una organización ilegal que, a pesar de aseinar
diariamente a 20 o 30 soldados sirios, sigue gozando públicamente del apoyo de
los países miembros de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo, lo
cual constituye por cierto una flagrante violación del Plan Annan [5].
Apostando a favor de la paz, ante una OTAN que apuesta
abiertamente por la guerra, Vladimir Putin ha pedido a la OTSC (Organización
del Tratado de Seguridad Colectiva) que se prepare para un despliegue de «chapkas
azules» en Siria. El secretario general de la OTSC, Nikolai Bordyuzha, ya
confirmó que dispone de 20 000 hombres inmediatamente disponibles y
perfectamente formados para ese tipo de misión [6]
Sería la primera vez que la OTSC despliega una fuerza de paz
fuera del antiguo espacio soviético. En una muestra de evidente nerviosismo, el secretario
general de la ONU Ban Ki-moon trató inmediatamente de sabotear la
iniciativa rusa proponiendo organizar él también un Grupo de Contacto.
Al reunir en Washington el Grupo de Trabajo sobre las
sanciones de la Conferencia de Amigos de Siria, la secretaria de Estado Hillary
Clinton simplemente ignoró la proposición rusa y recrudeció sus llamados a
favor de un cambio de régimen [7].
En Turquía, parlamentarios de la oposición visitaron los
campamentos de refugiados sirios. Allí pudieron comprobar la ausencia de más de
un millar de refugiados censados por la ONU en el más importante de esos
campamentos, donde encontraron sin embargo un importante arsenal. Así que
decidieron interrogar en la Asamblea al primer ministro Recep Tayyip Erdogan y
exigirle que revele el monto de la ayuda humanitaria concedida a estos refugiados
fantasmas. Los diputados estiman que el mencionado campamento de refugiados
sirve en realidad de cobertura a la realización de una operación militar
secreta. Este campamento alberga en realidad a combatientes, provenientes
principalmente de Libia, que utilizan esa instalación como base de retaguardia.
Los diputados han emitido como hipótesis que se trata además de los
combatientes que se introdujeron en el distrito de Hula precisamente en el
momento de la masacre denunciada en esa región.
Estas informaciones confirman las acusaciones emitidas por
el embajador ruso Vitaly Churkin ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Según
el diplomático ruso, el representante especial de Ban Ki-moon en Libia, Ian
Martin, ha utilizado recursos de la ONU, inicialmente destinados a los
refugiados, para enviar a Turquía combatientes de al-Qaeda és aux réfugiés pour
acheminer en Turquie des combattants d’Al Qaeda [8].
En Arabia Saudita se ha manifestad nuevamente la división
entre el rey Abdallah y el clan de los Sudairis. A pedido del rey Abdallah I,
el Consejo de Ulemas publicó una fatwa que estipula que Siria no es tierra de
yihad. Al mismo tiempo, sin embargo, el príncipe Faisal, actual ministro de
Relaciones Exteriores, lanzaba un llamado a armar a la oposición siria contra «el
usurpador alauita».
El jueves 7 de junio fue un día rico en acontecimientos.Mientras
que Ban Ki-moon y Navi Pillay, o sea el secretario general de la ONU y la
Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, pronunciaban su alegato
contra Siria ante la Asamblea General de la ONU, Moscú realizó dos lanzamientos
de prueba de misiles balísticos intercontinentales.
El nombre del misil Bulava proviene de la palabra que
designa el bastón de mariscal de los ejércitos cosacos.
El coronel Vadim Koval, vocero de las RSVN (Tropas
Balísticas Estratégicas Rusas), reconoció la realización del lanzamiento de
prueba de un misil Topol–desde un emplazamiento cercano al Mar Caspio–
pero no confirmó el de un misilBulava –desde un submarino en el
Mediterráneo. Este último lanzamiento fue visto, sin embargo, en todo el Medio
Oriente, desde Israel hasta Armenia, y no se conoce ningún otro tipo de arma
capaz de provocar los efectos visuales que pudieron observarse en el cielo de
la región [9].
El mensaje está claro: si la OTAN y el Consejo de
Cooperación del Golfo no respetan las obligaciones internacionales ya definidas
en el Plan Annan y se obstinan en alimentar el terrorismo, Moscú está dispuesto
a enfrentarlos, incluso al precio de una guerra mundial.
Según nuestras informaciones, estos disparos de advertencia
estuvieron coordinados con las autoridades sirias. Moscú, que ya anteriormente
había estimulado a Damasco para que procediera a la liquidación del emirato
islámico de Baba Amro inmediatamente después del referendo constitucional que
confirmó la autoridad del presidente al-Assad, también incitó ahora al
presidente a liquidar los grupos de mercenarios presentes en el país desde el
instante siguiente a la investidura del nuevo parlamento y del nuevo primer
ministro sirios. Se dio entonces orden de pasar de una estrategia defensiva a
una acción ofensiva tendiente a proteger a la población frente a las acciones
terroristas. El ejército nacional sirio pasó por consiguiente a la ofensiva
contra los bastiones del Ejercito «Sirio» Libre. Los combates de los próximos
días pueden ser difíciles, en la medida en que los mercenarios disponen de
morteros, de cohetes antitanques e incluso de misiles tierra-aire.
En un intento por aligerar la tensión, Francia aceptó
inmediatamente la proposición rusa de participación en un Grupo de Contacto ad
hoc. Washington, por su parte, envió a Frederic C. Hof a Moscú. Contradiciendo
incluso las declaraciones que había hecho la víspera la propia secretaria de
Estado, Hillary Clinton, el señor Hof aceptó la invitación rusa a integrar el nuevo
Grupo de Contacto.
Ha quedado atrás el momento de lamentarse sobre la extensión
de los combates al territorio libanes, o de filosofar sobre una posible
regionalización del conflicto sirio. En 16 meses de maniobras
desestabilizadoras contra Siria, la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo
han creado una situación sin salida que ahora puede convertirse en una guerra
mundial.
FUENTE: RedVoltaire
[2] « Siria,
centro de la guerra del gas en el Medio Oriente », por Imad Fawzi
Shueibi, Réseau Voltaire, 8 de mayo de 2012.
[3] « Moscú y la
formación del Nuevo Sistema Mundial », por Imad Fawzi Shueibi,
Traducción al francés de Marie-Ange Patrizio, Réseau Voltaire, 13 de marzo
de 2012.
[4] « El caso de Hula
demuestra el retraso de la inteligencia occidental en Siria »,por
Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 2 de junio de 2012.
[5] « Comment
of Official Representative of the Ministry of Foreign Affairs of Russia A.K.
Lukashevich on the Question of Interfax related to the statement made by
Representative of so-called Free Syrian Army S.Al-Kurdi », Ministère
russe des Affaires étrangères, 5 juin 2012.
[6] « Siria:
Vladimir Putin propone una Fuerza de Paz de la OTSC »,Réseau Voltaire,
3 de junio de 2012..
[7] « Friends of the
Syrian People Sanctions Working Group », déclaration à la presse
d’Hillary Clinton, Département d’État, 6 juin 2012.
[8] « Libia, los
bandidos-revolucionarios y la ONU »,por Alexander Mezyaev, Traducción
al francés de Julia, Strategic Culture Foundation (Rusia), Réseau Voltaire,
17 de abril de 2012.
[9] « 07 de junio
2012: Rusia demuestra su superioridad en misiles balísticos intercontinentales
nucleares », Réseau Voltaire, 8 de junio de 2012.
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